En nuestra sociedad actual, tendemos a ser duros con nosotros mismos, críticos y exigentes. Sin embargo, al desarrollar la autocompasión a través del mindfulness, podemos transformar nuestra relación con nosotros mismos y experimentar una mayor paz interior y bienestar emocional. En este blog, exploraremos cómo el mindfulness puede ser una herramienta poderosa para cultivar la autocompasión y aprenderemos cómo podemos aplicar esta práctica en nuestra vida diaria para vivir con mayor compasión hacia nosotros mismos.
¿Qué es la autocompasión?
La autocompasión consiste en cultivar una relación saludable y compasiva con uno mismo, dándote amor y tratándote con amabilidad, aceptación y compresión en los momentos difíciles, muy parecido a cómo tratamos a un amigo cercano en momentos de difícil.
Los beneficios de la autocompasión son grandísimos, ya que esto nos ayuda a aumentar nuestra autoestima y confianza hacia nosotros mismos, dándonos un mayor bienestar emocional, logramos ser más resilientes en momentos difíciles, aumenta nuestra salud mental porque estamos más satisfechos con nuestra vida, por lo tanto, estamos más felices, y logramos tener relaciones interpersonales más saludables.
Con seguridad ya tenías alguna idea de que es la Autocompasión pero,
¿Cómo logramos por medio de mindfulness cultivar la Autocompasión?
Aquí te comparto un ejercicio práctico para aplicar la autocompasión en tu vida diaria:
- Momento de autocompasión: Elige un momento del día, preferiblemente por la mañana o antes de irte a dormir, para practicar este ejercicio.
- Respiración consciente: Siéntate en un lugar tranquilo y cómodo. Cierra los ojos y toma algunas respiraciones profundas para centrarte en el momento presente.
- Reconoce tus dificultades: Trae a tu mente alguna dificultad, desafío o situación estresante que hayas experimentado recientemente. Puede ser algo pequeño o grande, pero que te haya afectado emocionalmente.
- Aceptación: Reconoce y acepta que esta dificultad es parte de la experiencia humana y que todos enfrentamos desafíos en diferentes momentos de nuestras vidas. Permítete sentir las emociones asociadas con esta dificultad sin juzgarlas ni resistirlas.
- Frase de autocompasión: Mientras mantienes la atención en la dificultad que estás experimentando, repite internamente una frase de autocompasión que resuene contigo. Algunos ejemplos podrían ser:
- “Puedo ser amable y compasivo conmigo mism@ en este momento de dificultad.”
- “Me brindo amor y aceptación incondicional mientras atravieso esta situación desafiante.”
- “Reconozco que soy human@ y merezco compasión en tiempos difíciles.”
- Gestos de cuidado: Acompaña la frase de autocompasión con gestos de cuidado físico. Puedes colocar tu mano en tu corazón o abrazarte suavemente mientras repites la frase. Estos gestos físicos refuerzan el sentimiento de amor y compasión hacia ti mismo/a.
- Expansión de la autocompasión: Después de unos minutos practicando la autocompasión hacia la dificultad específica, amplía tu enfoque hacia ti mismo en general. Permítete reconocer que mereces autocompasión en todas las áreas de tu vida y en cada momento de dificultad.
- Finalización: Lentamente abre los ojos y toma unas respiraciones profundas. Toma nota de cómo te sientes después de practicar la autocompasión y lleva contigo esa sensación de cuidado y compasión durante el resto del día.
El mindfulness nos ofrece una valiosa herramienta para cultivar la autocompasión y transformar nuestra relación con nosotros mismos. Al practicar la atención plena y la autocompasión, podemos abrazar nuestras imperfecciones, nutrirnos con compasión y desarrollar una mayor resiliencia emocional. Atrévete a embarcarte en este viaje de autodescubrimiento y aprendizaje, y experimenta el poder transformador del mindfulness en el cultivo de la autocompasión.